La potencialidad de lo inexplorado: un jardín experimental en Villaverde
Crónicas sobre los talleres con Zass en Villaverde
Aunque en el momento de plantar los vecinos tuvieron libertad a la hora de elegir la distribución de las plantas y cada grupo realizó su propio diseño, el experto en paisajismo dio una serie de indicaciones para lograr los mejores resultados, estéticos y sostenibles. Los principios en los que se basa son el enlace con la naturaleza, la sostenibilidad, la mejora de los ecosistemas y el impacto emocional. Lo que llama la atención en un jardín son los colores, la luz, el ritmo, la textura… y todo esto se puede conseguir con una plantación sostenible.
El lema a seguir es “Imitar a la naturaleza”, siguiendo las teorías propias del paisajismo naturalista. Lejos de lo artificial, sin recurrir al empleo de fertilizantes y productos químicos. Debemos confiar en nuestra diversidad, capaz de regenerarse y auto gestionarse por ella misma sin la intervención humana. En este jardín para los vecinos de Villaverde la idea es introducir plantas que no necesiten atención continua. Así, los colaboradores podrán visitar el recinto cuando deseen sin mucho esfuerzo que les empuje.
ZASS y el resto de colaboradores del proyecto han recogido más de sesenta especies a lo largo de un año de trabajo en Villaverde. Veinte de ellas han acabado bajo el suelo de la biblioteca María Moliner para continuar con su proceso de crecimiento y revivir el ecosistema del distrito. A estas se le han sumado distintas especies de silvestres con las que convivirán en una de las tres parcelas acotadas en el jardín, con usos diferentes y que permitirán comparar los resultados. En una segunda parcela se decidió simplemente perturbar el suelo y observar qué especies aparecen. Y, por último, la tercera parcela se diseñó colectivamente bajo los principios del paisajismo naturalista.
Esta parcela se ha dividido en cuatro módulos diseñados por Ramón Gómez atendidos por cuatro grupos conformados por los asistentes. A cada módulo se le asignaron unas plantas para distribuirlas en el espacio atendiendo a criterios de volumen, altura, masa, ritmo y densidad; entre otros. Cada grupo contó con la libertad experimental que se aprecia en la biodiversidad que se espera ver crecer de aquí a unos meses. Una vez trabajada la tierra, los jardineros experimentales se armaron con picos y hazañas para proceder a la plantación.
La olivarda, la lavanda, los iris y demás diversidad colma los cuatro espacios disponibles aportando colores y texturas que servirán de refugio a un nuevo hábitat. Tras cubrir la parcela de cortezas y festuca se procedió al riego. El objetivo, un crecimiento sano de la planta. Aunque los resultados tardarán en apreciarse, la mezcla de perennes y caducas hará de este jardín una visita obligada durante todo el año.
Este experimento va a probar técnicas invisibles hasta ahora en España Aportar sostenibilidad y ahorro a sectores que se están quedando estancados, como la jardinería. Debemos alejarnos de tendencias superficiales como que lo seco es sinónimo de feo. Nuestro país tiene riqueza que aporta valor a las tierras y se está perdiendo por este tipo de creencias. Este proyecto tiene la esperanza de aportar una nueva perspectiva para poner el foco en lo ignorado pero valioso, ya sea lo seco o lo silvestre.
Tania Cancelo Toja y María Lopez Tornero


