De la tierra para la tierra: las vecinas de Villaverde buscan un sistema de regadío sostenible
Crónicas sobre los talleres con Zass en Villaverde




Los avances tecnológicos nos han llevado a construir cosas verdaderamente útiles para el ser humano. Sin embargo, a veces es necesario echar la vista atrás para recordar algunos de los métodos tradicionales que hemos ido desechando y que nunca han dejado de ser eficaces.
Esto es lo que han hecho las vecinos de Villaverde, que la tarde del 7 de octubre se han reunido para construir ollas de irrigación para la Biblioteca María Moliner. El objetivo de este taller de cerámica, impartido por Sara C. Jiménez, es el de construir ollas que ayuden a mantener un jardín estético y sostenible dentro de nuestro clima mediterráneo.
Mientras nos llenamos las manos de agua y barro, Sara nos explica que las ollas de irrigación son recipientes de barro que cuando se cuecen forman microporos que permiten la filtración del agua. De esta manera, podemos enterrar la olla bajo tierra, llenarla de agua, y dejar que las raíces de las plantas que la rodean se adhieran a esta y absorban el agua que necesitan. Este sistema se lleva utilizando más de 4.000 años en lugares en los que hay falta de agua, y en la actualidad lo podemos encontrar, por ejemplo, en los jardines del museo Reina Sofía.
Este taller organizado por ZASS, en el que colabora Redes por el clima, forma parte de su iniciativa para dar una nueva visión sobre el tercer paisaje, un concepto que hace referencia a los espacios marginales que quedan fuera del ordenamiento urbano, pero llenos de posibilidades. Esta actividad pretende aprovechar mejor la flora silvestre local, y en ella participan todo tipo de profesionales, desde científicos hasta artistas, que unen fuerzas para crear una iniciativa ciudadana ciudadana en Villaverde.
La idea es conseguir un método sostenible y respetuoso con el medio ambiente, y así mantener el objetivo del proyecto y ajustarse a sus valores. La artista, Sara, confirma que con estas ollas de irrigación se puede ahorrar la mayor parte del agua que se malgasta en los huertos privados y ciudadanos, como los que se localizan en Villaverde.
Ya hay ejemplos que han funcionado en nuestro país. En la provincia de Córdoba las podemos encontrar en varias plantaciones. En ellas, los ciudadanos aprecian que se ha pasado de un paisaje seco y lleno de amarillos a patrimonio de verdes dominantes. En Madrid, este proyecto organizado por ZASS es pionero en una comunidad donde puede ser verdaderamente útil, ya que los inconvenientes de las ollas son anulados en esta zona. El único problema que persigue a estas obras de cerámica es el frío extremo que las hace explotar y en Madrid nunca se rozan esas temperaturas.
A día de hoy, estas ollas se emplean hasta en repoblaciones forestales, con una técnica que, de forma simpática, se ha denominado “con biberón”. Al tratarse de un sistema de riego sin pérdidas de agua, España es una zona preferente para introducirlas ya que sus reservas de agua llegaron a caer al 39,2% en agosto de este año.
Con las manos y hasta las caras de los asistentes manchadas en arcilla, los alumnos más aventajados son capaces de terminar su olla en menos de 3 horas. Un tiempo prudente para conseguir una herramienta capaz de salvar la biodiversidad en nuestros barrios. Algunos de los vecinos construyen hasta la tapa que actuará como límite de la olla en los campos. Siempre puede ser cubierta con un
plástico y tendrá un efecto parecido. El éxito se encontrará cuando se entierren, con parte de su cuello sobresaliente, cubiertas y próximas a la planta a la que se le atribuye.
Un trabajo satisfactorio es la opinión que une a los alumnos por sorpresa que se han reunido en CEPA Villaverde hasta las 20:00 de la tarde. Una veintena de ollas esperan ya a ser cosidas en los hornos para ser enterradas en el jardín experimental de la biblioteca contigua, la María Moliner.
Tania Cancelo Toja y María Lopez Tornero