Laboratorio Villaverde
Laboratorio ciudadano«La nueva parada de Tránsito Podcast nos lleva hasta un barrio del sur de Madrid con el nombre idóneo para haber acogido el primer laboratorio ciudadano contra el cambio climático de España, Redes por el Clima. Allí tuvimos el honor de cerrar estas jornadas con un programa especial en la Nave Boetticher donde pudimos escuchar a los vecinos y vecinas protagonistas de las muchas iniciativas que participaron en este proyecto pionero»

«>Redes por el clima: En la periferia brillante
Elisa Fuenzalida
Una relatoria sobre nuestro primer laboratorio en Villaverde
Empezamos
El viento, la lluvia parecen haber recordado Madrid después de un invierno luminoso, casi suspendido. La calima, en cambio, se ha disipado y con ella la pátina color ocre que durante una semana sumergió a la ciudad en una especie de clima de irrealidad. Arena en la garganta y los dientes, arena en las filas de coches aparcados. Una vez más la narrativa de excepcionalidad de la urbe con respecto a la naturaleza quedaba expuesta como la ficción que es. Llega el último viernes de marzo, estamos en la Tierra.
La presentación del laboratorio Villaverde Redes por el Clima convocó a los y las vecinas del barrio, colectivos y asociaciones a La Nave, antigua fábrica de ascensores diseñada por los arquitectos Manuel Cámara Muñoz y Miguel Gómez Abad. Nos recibe la nueva fachada de celosías de colores, que destaca del gris predominante del entorno industrial que componen depuradoras y plataformas de logística y que encubre la entrada un impresionante edificio de hormigón armado, caracterizado por una nave de 140 metros de longitud. Al aula en la que nos encontramos van llegando personas de todas las edades hasta reunir un animado grupo de unas treinta personas.
Con toda la responsabilidad que implica dar los primeros pasos de un proceso que aspira a ser común, de algún modo, la atmósfera se ha tornado íntima y afectiva rápidamente así que las palabras con que Carmen introduce las jornadas tienen un aire de conversación. Nos ubicamos en el territorio, desde el cuerpo, para activar una sensibilidad que nos permita captar las diferentes formas que adopta la continuidad entre naturaleza y urbe: habitar el Territorio es Volver a la Tierra. Tras los encuentros con el celebérrimo colectivo Las Lideresas, las visitas a los huertos, los paseos con vecinas y vecinos, nos vamos integrando al tejido biosocial de Villaverde y empezamos a aprender su lenguaje, que tiene tanto de agua subterránea, de solar y de hierba silvestre como de industria. ¿Cómo articular respuestas al cambio climático desde lo local? Queremos reforzar las redes que ya existen aportando algunas herramientas. Abono para la siembra.
Así que nos ponemos a bailar. Momento extrañamente satisfactorio, arriesgado, pero que funciona. Es decir, empezamos por una serie de dinámicas para romper el hielo: primero, exploramos un poco el concepto de laboratorio urbano, luego repasamos el programa de las jornadas, a continuación, elaboramos un gráfico humano en base a un ejercicio de preguntas / respuesta para conocer el grado de familiaridad de los asistentes con el léxico habitual de los laboratorios urbanos, seguimos con una rueda de presentaciones. Y luego, sí, bailamos, solo un poquito.
(Fotografías de Guiomar Haro)



Co-creación y vecindad interespecies
El café se va pasando mientras las mesas poco a poco se llenan para iniciar la primera jornada de co-creación. Participan, por ejemplo, el colectivo Madrid Borde Sur. Entre los proyectos que lleva a cabo el colectivo, Más que Espacios es una iniciativa que busca promover la participación ciudadana para pensar y mejorar el espacio público. Desde allí es que parte su interés por los solares interbloques del barrio de San Cristóbal, donde han reconocido algo más que espacios de tránsito vacíos: territorios que gozan de una cierta ambigüedad en lo legal, una invitación al cuidado desde la intervención colectiva. Las chicas del que cariñosamente se ha ido nombrando como el Colectivo Juvenil o las Naciones Unidas de Villaverde, han convertido la mesa en una especie de panal que bulle con el zumbido de propuestas, ideas y preguntas de todos los barrios que representan. Al término de la sesión ya han consensuado un nombre para el nuevo colectivo: Las Villosas, en honor a la planta silvestre típica del distrito. También las colaboradoras y colaboradores del proyecto de activación del jardín de la Biblioteca María Moliner, desde donde se quiere diseñar colaborativamente un uso del espacio orientado hacia el encuentro y una programación eco-consciente.
En paralelo, Lidia Toga nos ha convocado para salir a conocer a nuestras vecinas, las aves. Este es el nombre del taller que nos saca a la calle, acompañadas por unos tímidos, pero reconfortantes, rayos de sol. Aunque el paseo dura dos horas, el recorrido no es muy largo, ya que apenas ponemos un pie en el patio de La Nave los más jóvenes del grupo identifican un
nido y desde entonces, a cada paso se presenta un elemento que analizar: los arbustos nos alertan de la presencia de mirlos, por ser su hábitat habitual, nos enteramos de que la poda de ramas grandes en los árboles que se ve comúnmente destruye los lugares de anidación y refugio de las aves y no fomenta un mejor crecimiento. En el parque empezamos a avistarlos. Y las cotorras abren el debate sobre su función en el ecosistema de Madrid. Damos la vuelta alrededor del huerto, siempre mirando hacia arriba, como pocas veces se hace cuando se está en la calle. Los pájaros vuelan entre los nombres que les hemos dado: ¡carbonero!, ¡urraca!, ¿petirrojo? Los gritos entusiasmados de los niños poco a poco han ido opacando los motores de los coches.
Radio por el clima y comunicación social
La naturaleza tiene sus formas de reproducir la vida y los humanos y humanas, que también somos naturaleza, tenemos las nuestras de transferir ideas y conocimiento del cuidado de la vida. Si en la primera parte de las jornadas salimos a la calle para observar aves con Lidia, imaginar jardines en los espacios interbloques de San Cristóbal o descubrir mundos de flora silvestre que se abren paso entre las grietas del cemento y los alcorques con Alba Gutiérrez,
ahora se trata de polinizar. ¿Cómo diseminar las acciones colectivas que se están generando en Villaverde? OMC Radio abre esta parte de las jornadas con un taller de Radio Comunitaria para la Transformación social que consta de dos categorías: tertulia y collage sonoro. La pregunta disparadora: ¿qué significa hacer radio en un contexto de emergencia climática? Queremos hacer una sesión animada pero el sentido de urgencia es grande y resulta difícil esquivar palabras como colapso. No es para nada sorprendente que entre los más jóvenes la conciencia ecológica sea lúcida y categórica, son generaciones informadas y críticas: no se trata de gestos individuales sino de cambios estructurales. Cierra la voz de uno de ellos con un poema que invoca actuar ahora:
Aprovechemos el otoño antes de que el futuro se congele y no haya sitio para la belleza porque el futuro se nos vuelve escarcha
El taller de comunicación social impartido por Patricia Horrillo despejó las dudas más importantes que se pueden tener en un momento en que el auge de las redes sociales ha pasado a una fase distinta tras la proliferación de nuevas plataformas y por supuesto, tras la pandemia. El taller se centró entonces en alcanzarnos las herramientas para un uso sostenible de las energías humanas puestas en la transmisión de experiencias y conocimientos comunes. Esto es también ecología. La sesión se dividió en dos partes, comunicación interna y comunicación externa. En el primer caso, se trató de prestar atención a las estructuras de nuestros propios procesos para, a partir de esa conciencia, ser capaces de activar los elementos necesarios de acuerdo al contexto. En la segunda parte, despejamos todas las dudas en relación a en qué plataformas poner nuestra energía cuando empezamos un nuevo proyecto o queremos dar a conocer nuestro colectivo. Discutimos recursos estándar como la web o el boletín y otros más recientes como Bitly.






Recordar y construir
Todo en la vida son ciclos y en las jornadas también. Es otra vez viernes y este momento del recorrido con final abierto se presta para mirar atrás en orden de seguir hacia adelante con raíz. Los dos talleres del día se entrelazan en ese ánimo. Por una parte, Malú Cayetano, de Villaverde Acuosa, nos espera para recorrer la ruta del Arroyo Butarque por el barrio. Mientras tanto, en el jardín de la Biblioteca María Moliner, Manu “Mac Gyver” de Ciudad Huerto lo
tiene todo listo para enseñarnos a transformar palets en mobiliario urbano.
Partimos con Malú desde el Polideportivo para dar el alcance a los y las manitas un poco más tarde. Las vecinas, la vanguardia de toda la vida en los barrios, se adelantan al paseo con todo el conocimiento que da la experiencia encarnada. Desde sus ojos el verde encendido de la flora del parque y los solares tiene todo el sentido del mundo. Un sentido que sobrepasando obras,
reformas urbanas y canalizaciones sigue su curso subterráneo, desde Leganés. Antes de partir, reconocemos el antiguo cauce. Está a simple vista. A los lados la vegetación crece más alta, salpicada de flores amarillas. Una vez reunidas todas, partimos con dirección a la autopista. Desde el puente nos vamos pasando una a una la información del origen del río, como si fuera un cotilleo. Desde la altura se ve la ruta a gran escala. Y el Estanque de las Tormentas, a donde nos dirigimos justo después. El estanque vacío recuerda a las ruinas de un pequeño anfiteatro, con sus niveles y su fosa principal. Antes de seguir con el recorrido, señalizamos el paso del
arroyo por medio de un pequeño ritual. Luego damos la vuelta a la valla mientras que Malú nos explica el sistema de canalización que dio lugar a esta estructura. Encontramos el pozo desde donde es posible escuchar el río acercando un poco la oreja. El Butarque se ha convertido en una alcantarilla en este tramo y llega a la depuradora mezclado con las aguas negras de la ciudad. ¿Es posible recuperar el río con un sistema ecosostenible?
Tiempo atrás, recuerdan las vecinas, crecía cardo mariano silvestre a la vera del arroyo y durante los paseos, solían arrancar algunos para comerlos: “¡Mi marido llegó a bañarse en el arroyo!”, exclama una de ellas. Seguimos hacia el parque, buscando las huellas de la vieja noria. Donde el agua se encharca, aprendemos, es posible que hubiera un pozo. ¿O es agua que vino del cielo de estos días lluviosos? “¿De dónde viene el agua de mi cuerpo y a dónde irá?”. Hacemos una rueda contestando esta pregunta antes de volver a La Nave, en la zona del Cruce. El Mediterráneo, los glaciares andinos, las huertas y los ríos de los paisajes de nuestras
infancias y nuestras ancestras, los lugares donde queremos vivir y volver a la Tierra, se unen en este punto de conversación. Y desde allí iniciamos el último tramo. Atravesamos las calles estrechas que nos llevan de vuelta. El paisaje se ve distinto que los días previos en que salimos a comprar leche o galletas para las meriendas de la tarde en los talleres. Es decir, se nota la presencia del río, su espectro. Entonces Ana, una de las vecinas que nos ha estado guiando junto con Malú, señala una de las esquinas por donde el cauce alcanzaba el cruce y dice: “Aquí empieza mi recuerdo”.
Y como el arroyo sigue su curso bajo tierra, nosotros seguimos camino sobre ella con rumbo al jardín de la biblioteca María Moliner que, mientras tanto, se ha transformado en un taller de carpintería. Allí los y las vecinas le dan cuerpo al futuro imaginado y lo hacen con las manos. Las compañeras de Madrid Borde Sur están muy atareadas construyendo estructuras para el proyecto Jardín en Movimiento y otros elementos de mobiliario urbano creativo, como un banco con “bolsillo” para libros, una especie de biblioteca móvil. Los demás participantes ya se han hecho con la radial y los martillos. Desarman palets, unen bloques de madera, lijan. El clima es del tipo de balance entre cuidado y autonomía que posibilita que en poco tiempo un niñe manipule herramientas con habilidad. Niñes empoderades. El resultado: una silla-trono, una mesa, jardineras y un banco largo y acogedor, montado sobre una estructura de metal
reciclada.
Celebramos la clausura, por ahora
Cerrar experiencias como la de esta semana en Villaverde no es posible. No se cierra, se pasa a otras fases, quizá más lentas, más alternadas, se lleva lo aprendido con una, a otros territorios, se disemina, se recuerda, se suspende hasta que otros paisajes y personas lo activan. Hemos preparado una mesa llena de viandas deliciosas gracias a la mano hábil de Cuidando Paladares: hummus de garbanzo y remolacha, pan artesano, zumo de mandarina fresca…Empezamos el reencuentro con nuestras invitadas de Tránsito Podcast, que han venido a grabar en vivo la puesta en común de este breve pero intenso recorrido colectivo. Nos acompañan en el público las influencers más potentes del Sur de Madrid, Las Lideresas, vecinas y vecinos, familia, amigos y amigas, mientras que Ray y Yoli, entrevistan a los participantes más jóvenes sobre las aves del barrio. Carmen Haro, Alberto Peralta y Marianna Papapietro, la parte del equipo que lleva senti-pensando Redes por el Clima desde sus inicios hasta su puesta en marcha, toman la palabra para reunir algunos de los aspectos esenciales que nos deja la experiencia: ¿cómo transformar la ciudad en un espacio regenerativo? ¿cómo replantear zonas verdes de acuerdo a la memoria del agua y de los mapas freáticos? ¿cómo mantenernos vinculadas a la memoria oral de los y las vecinas? ¿qué espacio habilitamos para la participación intergeneracional empoderada?
Las ganas de seguir recorriendo la brillante periferia nos llevan de vuelta al huerto urbano El Cruce justo en la entrada de la primavera. Col negra, acelga, habas y cebollas en pleno vigor. El romero perfuma toda la parcela y nos animamos a dar algún paso dentro de los surcos para cosechar hojas maduras, semillas y esquejes. Con esos tesoros nos va llegando la hora de recoger la azada. Da gusto ser hortelanas en una tierra con memoria.
Después de haber cavado este barbecho, me tomaré un descanso por la grama…


Padlet Más que Espacios
Recorrido de las actividades de Madrid Borde Sur
